El comic americano ha tenido siempre dos formas principales de publicarse: las tiras de los periódicos y los comic books, ediciones en grapa mensuales normalmente.

Durante años los autores querían trabajar normalmente en las tiras. Los comic books eran donde publicaban los autores menos interesantes, los que aún estaban verdes, etc. Con algunas excepciones, claro.

Fue con los comics de la EC cuando hubo un importante aumento de calidad. Las historias no estaban pensadas para niños. Había denuncia de abusos de poder, del racismo, violencia, sensualidad y humor negro. Y la parte gráfica estaba en manos de nombres que aún soy reverenciados hoy en día. Los adolescentes estaban encantados. La sociedad más puritana fue a por ellos. Tuvieron que cerrar esos títulos.

Mientras, volvían los superhéroes tras una década donde habían sido casi olvidados. La DC creaba nuevas versiones de sus personajes de los años 40 e incluso se atrevía a crear algún personaje de cero. Eran años donde los autores más destacados eran Infantino, Kane, Neal Adams o Joe Kubert.

Esto hizo que una pequeña editorial llamada Marvel siguiera ese camino, convirtiéndose de paso en una de las editoriales más importantes del mercado americano. Spider-Man, los X-Men, los Cuatro Fantásticos se convirtieron en nombres populares gracias a nombres como Jack Kirby, John Buscema, John Romita, Gene Colan o Stan Lee. Otras editoriales también existían, publicando adaptaciones de licencias literarias o cinematográficas, haciendo revistas de terror en la línea de la EC, creando novelas gráficas para un mercado adulto, haciendo comics underground o con nuevos personajes.

Los años 80 fueron años muy ricos creativamente. Sí, en Marvel exprimían el jugo todo lo que podían a los superpopulares entonces X-Men. Pero en sus filas estaban autores brillantes, de Frank Miller a Walter Simonson, de Bill Sienkiewicz a Paul Smith. Mientras, en DC se desperezaban tras varios años un tanto despistados. Los Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Perez modernizaban la editorial. Luego vendrían miniseries como Camelot 3000, grandes eventos que juntaban a todos los personajes de la DC como Crisis en Tierras Infinitas, relanzamientos de personajes como Superman o Wonder Woman a manos de John Byrne o George Perez u obras como Watchmen, un proyecto que intentaba relanzar los personajes de la editorial Charlton y que acabó teniendo una vida propia y fulgurante. Esta exposición intenta mostrar todo este periodo de cambios en setenta originales de algunos de los nombres más destacados.

                   Jaume Vaquer